Más tirada que unas bragas usadas

¿Y quién no se ha sentido alguna vez así? Es un sentimiento de desgaste emocional que te deja cao y sin aliento. Suele suceder cuando pones toda tu ilusión, ganas y confianza en algún proyecto o persona y por la razón que sea los astros no consiguen alinearse, más bien desprenden meteoritos que te alcanzan y acabas sintiéndote más tirada que unas bragas usadas. 

Lo admito, se trata de un sentimiento que a veces se apodera de mí con una tremenda facilidad. Te hace sentir como si temporalmente te hubiera abducido el cerebro una nave extraterrestre, pero en este caso los secuestradores son terrícolas, de carne y hueso. Este agotamiento emocional suele emerger, bien porque te han utilizado, se han aprovechado de tu confianza con mentiras y excusas o bien porque, te han conseguido chupar hasta la última gota de tus energías.

Si te soy sincera, siempre he pensado que todas las personas son buenas por naturaleza, soy una persona confiada y venero a las personas que desprenden humanidad por todos los poros de su piel. La cuestión es que por este motivo tengo mal olfato para las personas corrosivas. Me refiero a esas víboras que a menudo son falsas, se mueven por intereses y que disfrutan manipulando o pisoteando a los demás.

Si eres una persona confiada e idealista es muy posible que la decepción te invada a menudo cuando te tropiezas con personas de tal calibre. Y es que nuestra mente exigente tiene la maldita tendencia de esperar mucho de los demás.

Por lo que si alguna vez te has sentido más tirada que unas bragas, aquí te dejo 4 consejos para ayudarte a recuperar la compostura:


1. #Aprender a ser pasota: a que te resbale todo como la seda para conseguir que te afecten lo más mínimo los juicios irracionales o comentarios ofensivos.

2. #Armarse de toneladas de paciencia: en este post te explico cómo desarrollar esta gran virtud.

3. #Bajar el listón de tu mente exigente: en el sentido de dar esquinazo a altas expectativas o al perfeccionismo  y a hacer las cosas por gusto y placer, sin esperar nada a cambio.

4. #Trabajar la aceptación incondicional: aceptar a las personas tal y como son para no acabar pidiendo peras al olmo.

En mi caso, siempre termino de calar a personas tóxicas cuando ya me han hecho alguna faena. Ojalá llevarán la señal de advertencia pegada en el culo: "Persona que por contacto puede implicar riesgos graves para la salud" acompañada de algo así como: “Todo contacto con este cuerpo humano debe ser evitado”. Esto podría servir para ahorrarse un buen disgusto a más de uno.

Pero por todos es sabido que para detectar a personas tóxicas, solo te puedes guiar por la experiencia y en contadas veces, por la intuición. Así que, cuando te sientas más tirada que unas bragas, quizás te ayude recordar la pegadiza letra: “Aguanta un poco más o lo echamos a suertes” o mejor aún, rememorar a las Azúcar Moreno con su lema de cajón: “Solo se vive una vez”. Y todo este recopilatorio musical me sirve para llegar a la sabia conclusión: ¡A tomar vientos!

En resumidas cuentas, cuando te das de bruces con personas corrosivas lo más sano es aprender a ser pasota o a evitarlas a toda costa. Pero soy muy consciente de que hay veces en las que no queda más remedio que lidiar con ellas armándose de toneladas de paciencia. En estos casos, me consuela pensar que tratar con personas tóxicas puede ser un aprendizaje de alto nivel, que te puede fortalecer mentalmente haciéndote sentir como el mismísimo Hulk.

También, soy de las que pienso que si esa persona ha aparecido en mi vida es porque me quedaba algún asuntillo importante por aprender. Y ya puestos, una vez tomada la lección, piensa que todo lo malo llega a su fin, y que siempre nos quedarán unas bragas limpias esperando en el cajón.

¿Quieres suscribirte a Apagando Fuegos?