El Arte de ser Paciente: ¡Tranquil@, todo llega!

09 junio
La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces



En esta entrada quiero hacer tributo a una de las cualidades que más me han ayudado en mi desarrollo personal: la paciencia, un rasgo clave de la personalidad madura.


La paciencia es la actitud que te permite soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien en tu vida. Aunque, este término también tiene sus connotaciones negativas asociadas al conformismo o la inactividad, para mi es sin duda la virtud de quienes saben sufrir y tolerar adversidades con fortaleza.


Recientemente he vivido un cambio muy anhelado en mi vida que si no hubiera sido por la paciencia no habría logrado. Ser paciente me ha servido para valorar aquello que he conseguido tras mucho esfuerzo y espera. Pero no siempre he sido paciente, recuerdo que de más joven era bastante impaciente por conseguir mis metas. Con el tiempo aprendí que la mayoría de las veces puede ser contraproducente intentar forzar o avanzar acontecimientos en tu vida. Lo habitual es que los resultados lleguen en su momento justo, que acostumbra a ser cuando menos te lo esperas.

Como casi todo en esta vida, la paciencia también se aprende. Para desarrollar el arte de ser paciente a mi me han servido las siguientes consignas:
  
  • Ocuparse de las tareas pero sin preocuparse. De nada sirve desesperarse porque lo único que consigues es obcecarte y esto dificulta la apertura mental necesaria para encontrar soluciones a cualquier contratiempo. No te satures, si te equivocas o algo falla, acéptalo, eres humano, aprende de tus errores y sigue adelante.    

  • Si eres persistente y constante en tus metas, con el tiempo tranquil@ porque todo llega. Pero eso sí, céntrate en el presente, esfuérzate y trabaja minuciosamente para conseguirlo sin olvidarte de disfrutar a conciencia de todo el proceso.

  • Pensar con cierto desapego también sirve: si no logras el bien deseado siempre podrás buscar otros proyectos que te llenen porque no necesitas un bien en concreto para ser feliz. Si lo consigues será genial, pero no condiciones tu felicidad a la meta que te hayas fijado.

  • Deja que la vida fluya a su ritmo sin precipitarte. Espera con calma a que las cosas sucedan ya que muchas veces no depende estrictamente de ti y hay que darle tiempo al tiempo para luego recrearte de algo que deseas obtener. Pero, saber esperar no es quedarse quieto, sino avanzar siguiendo el ritmo que te marca la vida.

  • Mantener la calma sin dramatizar: encajar las adversidades o las dificultades con fortaleza para lograr un equilibrio mental que es clave para desarrollar nuestra paciencia.

  • Y para trabajar el equilibrio mental practicar cualquier deporte, manualidades y técnicas de relajación como la respiración te pueden ayudar muchísimo.

Ya para terminar este post te dejo una frase del célebre Jean Jacques Rosseau que nos recuerda que "La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”. Yo te sugiero que intentes poner en práctica mis consignas para restarle amargura a la paciencia y con el tiempo deleitarte con dulzura de sus frutos.

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