Cómo me hice una quemadura grave con una estufa de baño en una noche de verano

07 junio
Cómo me hice una quemadura grave con una estufa de aire una noche de verano

Hoy me he decidido a contarte esta historia del horror porque tiene guasa.

Y todavía tiene más gracia, cuando pienso que hace tres años en un momento de inspiración divina, elegí como nombre para mi blog: APAGANDO FUEGOS.

Mi deseo con este blog era aliviar a personas con quemaduras o heridas abiertas que estuvieran apagando fuegos en sus vidas.

Pues resulta que hace un mes que me quemé de verdad. Sí, me chamusqué a base de bien el empeine del pie con una estufa de aire pequeña de las de baño. Tal cual te lo cuento.🙈

Y desde entonces, la que vivo apagando un fuego soy yo misma, en mis propias carnes, las de mi pie maldito.

Le llamo el pie maldito porque el pobre ha pasado ya por trece esguinces, dos roturas de ligamento y una fractura de pie. Y con la estufa ya le ha tocado la Gorda: una QUEMADURA de las guapas.

Todo empezó una noche de verano, me disponía a meterme en el sobre cuando noté mis pies más fríos de lo habitual, y eso que aquella noche hacía caloret de 25 grados.

En mi defensa siempre diré que tengo el termostato del cuerpo muy bajo.😅

Se me ocurrió la brillante idea de encender la estufa de aire del baño y enchufar los pies delante del calefactor, bien cerquita.

Que gustito cuando tienes los pies fríos como escarpias y notas que empiezan a entrar en calorcito…Mmmmmmm

La verdad que estaba como una reina hasta que vi un chispazo salir de la estufa que apuntaba al pie maldito. 💥¡Fuegoooooo!💥

Después del fogonazo se me puso el pie como un tomate. Me dolía bastante, pero pensé que viniendo de una estufita no podía ser muy grave y me quedé frita del cansancio.

Estufa del demonio
Cuando desperté aquello no tenía muy buena pinta, había crecido una ampolla amarillenta que la verdad es que daba bastante asquito. Pero aquel día tenía un evento que me hacía mogollón de ilusión y al que quería asistir sí o sí.


Así que me armé de coraje, le di un pinchacito a la ampolla para que no me tirara tanto y me encasqueté un apósito para tapar aquel desastre. Me tomé un calmante y arreando que es gerundio y, a paso muy lento, me fui para el evento.

Aguanté todo el día con un par de ovarios, y con los bajos de los pantalones manchados de un líquido extraño que salía de la ampolla amarillenta. ¡Madre mía! Aquello se iba reproduciendo como los Gremlins en una fiesta de piscina.

Cuando ya  para caminar me tenía que arrastrar como una lagartija, confesé a mis compañeros que me había quemado con un cazo de agua hirviendo😌. Todavía no daba crédito de la mala pasada de la estufa.

Aquella tarde acabé entrando en la unidad de quemados de un hospital por mi propio pie.💪

Ya en el quirófano despotriqué y lloré como una cría de 6 años cuando me arrancaron de cuajo las ampollas y toda la piel que había debajo. Sin anestesia ¿para qué?

Después de la tortura de aúpa, llegó el doctor y me preguntó:

-¿Señora, qué le ha pasado?

Y yo, toda digna, contesté: - ¿Acaso no ve el quemadón que me he hecho?

El doctor se puso a reír, y me contestó con socarronería: “Es obvio señora, por eso se encuentra ahora mismo en la unidad de quemados del hospital”. Así que en voz bajita le tuve que confesar lo de mis pies fríos y el percance con la estufa de baño.

La verdad que hasta al día siguiente no fui consciente de la gravedad del asunto. Lo empecé a digerir todo cuando empezó a arder Troya en el mismísimo pie.

Rebauticé al pie maldito como la pata cadáver por su aspecto putrefacto💀. Y muy a mi pesar, en el CAP donde llevo ya un montón de “curas-torturas”, me sacaron el nombre de la “chica con quemadura de estufa”.🙈

Hace una semana me diagnosticaron una quemadura de tercer grado (la más grave de todas). Pensé: “Bueno, más vale saberlo tarde que nunca”.

Otra doctora me dijo que si no me empezaba a crecer piel me operaban con injerto de mi propio muslo. ¡No me lo podía creer! ¡Hasta aquí podíamos llegar! 😱

Me querían rebanar el muslo para curar la pata cadáver.

“No quería caldo, toma dos tazas”.

Así que me dije a mí misma que la piel me tenía que crecer por narices.

En los últimos días he estado cuidándome no, lo siguiente.

Vivo pegada a una silla de ruedas donde tengo afincada la pata cadáver en posición horizontal.

Mi madre ha venido al rescate para cebarme y acicalarme.

Como carne roja, pescado y huevos como si no hubiera un mañana. ¡A la mierda la operación bikini!

Hace un par de días me libré del injerto de piel con rebanamiento de muslo. En la unidad de quemados me dijeron que no sería necesario operar porque me había crecido un pelín de piel.

¡Válgame Dios!

Ahora tengo una relación de amor-odio con el personal sanitario de la unidad de quemados😡😍. Sí, a veces les diría del mal que se tienen que morir, y otras, los colmaría de besos y abrazos.💞

Hoy una amiga me ha escrito: - “Anna, no te dejes rebanar el muslo, que a este paso te tendremos que llamar Anquenstein”. (Se refería a un híbrido entre servidora y el monstruo de Frankenstein).

Acabáramos…JAJAJAJA

MORALEJA: “Nunca subestimes a una pequeña estufa de baño”

Espero muy pronto poder escribir cómo me curé de una quemadura de tercer grado antes de que acabara el verano.🙏


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