En mi infancia recuerdo que cuando empezabas en un cole nuevo te decían que tenías que defenderte con orgullo para que nadie te pisoteara el almuerzo o te humillará bajándote la falda hasta los tobillos delante de tus compañeros. Nunca entendí muy bien cómo funcionaba eso del orgullo, porque si eras el nuevo y estabas en el punto de mira, de bien poco servía para evitar este tipo de atrocidades.
Hoy tengo claro que el orgullo no es un arma ni una virtud ,como muchos la han querido considerar, es para mí un desperfecto por todo lo que ser una persona orgullosa puede acarrear en tu vida.
Hoy tengo claro que el orgullo no es un arma ni una virtud ,como muchos la han querido considerar, es para mí un desperfecto por todo lo que ser una persona orgullosa puede acarrear en tu vida.
Las personas orgullosas suelen tener el ego muy subido y un exceso de confianza en ellas mismas. Las reconocerás porque no paran de hablar de ellas mismas, no se interesan nunca por la vida de los demás porque lo único que les importa es su propio ombligo y con el tiempo terminan aborreciendo a la gente que les rodea. A veces, incluso el orgullo puede llegar a ser una máscara que sirve para ocultar un sentimiento de inferioridad o un miedo a reconocer los propios errores.
He visto de muy cerca a familiares que por orgullo han dejado de hablarse durante muchos años de su vida en los que han ido acumulando rencor e incluso odio por un malentendido que podría haberse solucionado poniendo un poco de buena voluntad en una charla conciliadora. Este tipo de orgullo que puede ser motivo de ruptura de todo tipo de relaciones es el que hay que patear con todas tus fuerzas.
En discusiones acaloradas con tu pareja, un amigo o un compañero de trabajo es muy común que emerja el orgullo porque claro todos queremos tener la razón, es algo inherente al ser humano, y cuesta mucho ceder cuando uno es un poco terco u orgulloso.
Ahora bien, cuando exhibes el orgullo en todo su apogeo es un sentimiento exagerado, nocivo e incluso devastador.
Si lo piensas fríamente no te aporta nada bueno: te desestabiliza, pierdes los nervios, te crea mala sangre e incluso te puede provocar rabia. Así que en estos casos lo más apropiado y saludable es aplicarse y mucho en hacer oídos sordos.
Y es que el gran enemigo para enmendar este tipo de discusiones es el orgullo que se alza como un muro infranqueable que te ciega y te deja sin capacidad para razonar.
Muchas personas sin saberlo viven sometidas por el orgullo porque piensan que siempre tienen la razón, todo lo hacen perfecto y no les entra en la cabeza que hayan podido equivocarse en algo y menos todavía que tengan que pedir perdón a nadie.
Muchas personas sin saberlo viven sometidas por el orgullo porque piensan que siempre tienen la razón, todo lo hacen perfecto y no les entra en la cabeza que hayan podido equivocarse en algo y menos todavía que tengan que pedir perdón a nadie.
Para solucionar cualquier disputa existe una palabra mágica que se llama perdón, cuanto antes la pronuncies todo volverá a la normalidad.
Con el perdón evitarás que el conflicto se agrande y paralizarás el cúmulo de rabia y resentimiento. Pero a veces puedes pensar: porque tengo que pedir perdón si soy yo quién tiene la razón. En ese caso piensa que puede llegar el día en el que te sorprendas viéndote asolas con tu compañero el orgullo por no haberte querido nunca bajar del burro.
Con el perdón evitarás que el conflicto se agrande y paralizarás el cúmulo de rabia y resentimiento. Pero a veces puedes pensar: porque tengo que pedir perdón si soy yo quién tiene la razón. En ese caso piensa que puede llegar el día en el que te sorprendas viéndote asolas con tu compañero el orgullo por no haberte querido nunca bajar del burro.
El orgullo en sí mismo es hasta contraproducente, ya que la persona orgullosa como lo hace todo perfecto no concibe que tenga que mejorar en ningún aspecto de su vida y acostumbra a quedarse estancada sin darse cuenta. Este tipo de orgullo no tiene nada que ver con el amor propio que es de lo más saludable.
Una cosa es sentirse orgulloso por algo que has hecho o por un logro que has conseguido, la otra bien distinta, que sucede a veces es que ese logro te confiera autoridad para humillar, pisotear o insultar a las personas que te rodean.
Una cosa es sentirse orgulloso por algo que has hecho o por un logro que has conseguido, la otra bien distinta, que sucede a veces es que ese logro te confiera autoridad para humillar, pisotear o insultar a las personas que te rodean.
Como habrás deducido el orgullo no es un buen consejero y la ruptura con la confianza excesiva propia de las personas orgullosas es esencial para dar pie al crecimiento personal.
Y ya para terminar, solo quiero recordarte que cuando percibas este tipo de orgullo en casa propia o ajena no dudes en: ¡Bajarte del burro y patearlo con todas tus fuerzas!
Y ya para terminar, solo quiero recordarte que cuando percibas este tipo de orgullo en casa propia o ajena no dudes en: ¡Bajarte del burro y patearlo con todas tus fuerzas!
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